¿Es necesaria la “terapia puente” en pacientes con fibrilación auricular anticoagulados con antagonistas de la vitamina K? Estudio BRIDGE


Aproximadamente alrededor de un 15 % de los pacientes con fibrilación auricular (FA) anticoagulados  requieren someterse a un procedimiento quirúrgico electivo cada año. La necesidad de interrumpir el tratamiento anticoagulante junto con la intención de minimizar las posibles complicaciones tromboembólicas durante el periodo en el que el paciente no tiene un adecuado nivel de anticoagulación da lugar al empleo de la denominada “terapia puente”: el tratamiento con AVK se interrumpe 5 días antes de la intervención, una vez que el INR desciende por debajo de 2 se inicia tratamiento con heparinas de bajo peso molecular (HBPM) que se interrumpen entre 12 y 24 horas antes del procedimiento. El tratamiento con AVK se reinicia la tarde o el día siguiente del procedimiento y las HBPM 12 – 24 horas (procedimientos de bajo riesgo de sangrado) y 48 - 72 horas (procedimientos de alto riesgo de sangrado) después del mismo, manteniendo las HBPM hasta que se alcanzan un nivel adecuado de anticoagulación lo que suele llevar entre 5 y 10 días. Este procedimiento está bien establecido, fundamentalmente en base a estudios observacionales, sin embargo aún queda por responder la cuestión de si realmente es necesaria esta terapia puente.
El estudio BRIDGE (Perioperative Bridging Anticoagulation in Patients with Atrial Fibrilation)[1]  pretende responder a esta cuestión. Se trata de un ensayo clínico (randomizado, doble ciego, frente a placebo) cuya hipótesis es que renunciar a la terapia puente es no inferior al empleo de HBPM, dalteparina en este caso, en cuanto a prevenir episodios de tromboembolismo arterial y superior en cuanto a la aparición de hemorragias mayores. Se incluyeron pacientes mayores de 18 años diagnosticados de FA o flutter auricular, incluidos pacientes con FA valvular, que hubieran recibido  tratamiento con AVK en los tres meses previos y una puntuación CHADS2 > 1. Los criterios de exclusión fueron: portadores de prótesis valvulares cardiacas, ictus, embolismo sistémico o  accidente isquémico transitorio en las 12 semanas previas, hemorragia mayor en las 6 semanas previas, filtrado glomerular < 30 ml/min o cirugía intraespinal, cardiaca o intracraneal. Los pacientes recibieron terapia puente con dalteparina (100 UI/kg) o placebo desde 3 días antes de la intervención según el procedimiento descrito previamente. La variable principal de eficacia fue tromboembolismo arterial en los 30 días posteriores a la intervención. La variable principal de seguridad fue la presencia de hemorragias mayores en los 30 días posteriores a la intervención.
En total se incluyeron 1884 pacientes (950 en el grupo placebo, 934 en grupo de intervención). La puntación media de la escala CHADS2 fue 2,3 (rango de  1 a 6). El 89,4 % de los procedimientos realizados fue clasificado como de bajo riesgo de sangrado. La incidencia de eventos tromboembólicos arteriales a los 30 días de la intervención fue del 0,4 % en el grupo placebo y de 0,3 % en el grupo de intervención, p = 0.01 para no inferioridad (IC 95% -0.6 a 0.8). La tasa de hemorragias mayores fue de 1,3 % en el grupo placebo frente a un 3,2 % en el grupo tratado con HBPM, p =  0,005 para superioridad (IC 95 % 0,20 a 0,78). No se produjeron hemorragias mortales y el periodo medio para la aparición de estas después de la intervención fue de 7 días. No hubo diferencias significativas en las tasas de infarto agudo de miocardio, trombosis venosa profunda, embolismo pulmonar o mortalidad.
 Los autores concluyen que la estrategia de discontinuar los avk sin el uso de terapia puente fue no inferior al empleo de terapia puente en la prevención del tromboembolismo arterial; además el empleo de la terapia puente se asocia con un mayor riesgo de hemorragias tanto mayores como menores.
Estos hallazgos son congruentes con los obtenidos en un meta-análisis de estudios observacionales[2] y confieren un beneficio clínico neto en la estrategia de obviar la terapia puente. Sin embargo el estudio tiene algunas limitaciones: pocos pacientes incluidos tenían puntuaciones en la escala CHADS2 iguales o superiores a 5 y se excluyeron procedimientos con alto riesgo de sangrado y/o tromboembolismo venoso (endarterectomia carotídea, cirugía oncológica, cardiaca o neurocirugía). Por otra parte las tasas de eventos fueron mas bajas de lo esperado lo que podría afectar a la potencia del estudio para detectar posibles efectos beneficiosos de la terapia puente y resultar en un margen de inferioridad demasiado amplio (el establecido por los investigadores fue del 1 %).


[1]James D. Douketis, M.D., Alex C. Spyropoulos, M.D., Scott Kaatz, D.O., et al. Perioperative Bridging Anticoagulation in Patients with Atrial Fibrillation. NEJM June 22, 2015DOI: 10.1056/NEJMoa1501035.
[2]  Siegal D, Yudin J, Kaatz S et al. Periprocedural heparin bridging in patients receiving vitamin K antagonist: systematic review and meta-analysis of bleeding and thromboembolic rates. Circulation 2012: 126: 1630-9. 

Autor: Antonio Fornos Garrigós. 
C.S Picanya
Foto Antonio Fornos

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